Capitalismo (estados unidos)
Después de concluida la Segunda Guerra
Mundial, la segunda mitad de los años cuarenta
constituyó para la economía estadounidense un período de transición hacia una economía de producción de bienes civiles, después de la militarización del proceso productivo de los años de guerra. Durante este período (1945-50) se dio un fuerte auge en el
sector de construcción con la proliferación de los suburbios urbanos y sus centros
comerciales. El gasto provino en su mayor parte del sector privado y los
niveles de inflación y el desempleo se mantuvieron bajos. Del mismo modo, durante los sesenta la
economía continuó creciendo a una tasa elevada de 4.42 por ciento, los precios
continuaron bajo control y la tasa de desempleo se situaba por debajo del cinco por
ciento. Sin embargo, a partir de los setenta el ritmo de crecimiento de la
economía tendió a bajar situándose en 3.26 por ciento, tasa 26 por ciento menor
que la mostrada en la década anterior. Este menor ritmo de crecimiento se vio
fuertemente afectado por el alza de los precios del petróleo de 1973 que impactó seriamente los costos de la industria y que volvería a hacerlo a finales de los setenta cuando de
nueva cuenta se incrementaron.
En esos años, Estados Unidos también jugó un papel muy activo en
la arena internacional. En 1944 participó junto con Gran Bretaña en el diseño de un nuevo sistema monetario internacional que tenía
como objetivos crear tipos de cambio fijos, incrementar el flujo de capitales de
largo plazo y crear un marco para la eliminación de las barreras al comercio. Este sistema prohijó al Fondo Monetario Internacional (FMI), al Banco Mundial (BM) y a la Organización Internacional del Comercio
(hoy OMC). El llamado "Sistema de Bretton Woods" de
tipos de cambio fijos tuvo vigencia por 26 años, hasta que en 1971 Richard
Nixon declarara la convertibilidad del dólar. En 1945, Estados Unidos
lanzó el "Plan Marshall" para la recuperación y
cooperación europea, de acuerdo a un plan de recuperación elaborado por los
europeos para lo cual se creó el Comité Europeo de Cooperación Económica que
luego se convertiría en la Organización para el desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE).
Para 1951 todos los países integrantes del Comité habían sobrepasado los
niveles de producción del periodo entre guerras.
En 1946, con la promulgación en Estados Unidos del Acta de Empleo considerada como el "New Deal" (nuevo
trato), que tenía como objetivo alcanzar el pleno empleo con
estabilidad, se dio un giro a la política económica de laissez faire prevaleciente en
los años de preguerra, para promover una política keynesiana en la
cual el «estado benefactor» se combinó con un amplio gasto
militar tanto en el país como en el extranjero. La participación en la Guerra
de Corea (1952-53) es un ejemplo de ello. Como resultado de esta nueva
política, la participación del gasto público en el PIB se incrementó de 22 por ciento en 1950 a 28.5
por ciento en 1959, lo que significó que el nivel de gasto público en términos
reales prácticamente se duplicó en esos años.
Durante este período, el PIB creció a una tasa promedio de 4.2 por ciento y
lo hizo con estabilidad de precios, ya que la inflación fue en promedio de
2.1 por ciento y una tasa de desempleo de 4.5 por ciento, que en esa época era
considerada alta pero actualmente se sitúa por debajo del promedio histórico de
5.71. Desde la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos han incrementado la
práctica de comprar bienes y serviciosa crédito. Las compras importantes, como casas, autos y aparatos eléctricos, se pagan a plazos
mensuales. Muchos norteamericanos también tienen tarjetas de crédito que les permiten comprar
desde ropa hasta pasajes de avión a crédito, y pagar después de un tiempo conforme a una sola cuenta enviada por la
compañía acreedora, que generalmente es un banco. Normalmente, el tiempo concedido para pagar es de un
mes. Después se cobran intereses. En 1994 Estados Unidos tenía cerca de
11.060 bancos con más de 70.000 oficinas, de las cuales casi
41.000 pertenecían al sistema operado por la Junta de la Reserva Federal. A
través de sus bancos asociados, la Reserva Federal emite dinero, actúa como banco de liquidación financiera y
establece las reservas de efectivo que los bancos deben mantener. Al aumentar y
reducir estos requerimientos de reservas, y al cambiar la tasa de interés para préstamos a los bancos de los
12 bancos regionales de la Reserva Federal, la ]unta de la Reserva Federal
puede regular la oferta de dinero y por ende tratar de controlar la tasa
de inflación de la economía.
Los ahorros individuales por lo general se depositan en cuentas que pagan interés en varios tipos
de instituciones bancarias, en asociaciones de ahorro y préstamo, y en cooperativas de crédito creadas por grupos de empleados. Los norteamericanos también tienen
la opción de colocar parte de su dinero en títulos de ahorro y certificados de
tesorería emitidos por el gobierno federal, o en sociedades inversionistas privadas que
invierten el dinero en el mercado de valores. Casi todos los bancos privados y las
instituciones de ahorro cuentan con un seguro proporcionado por el gobierno federal para
proteger las cuentas de ahorro individuales hasta por US$100.000. La mayor
parte del dinero depositado en las cuentas de ahorro es usado por los bancos
para financiar la compra o construcción de casas y edificios.
Hay muchos que sólo quieren vender
cosas, frutas y verduras, aparatos domésticos, ropa, o computadoras, para poder ser "sus propios jefes". Estas
pequeñas empresas son parte importante de la economía.
Muchas de ellas proporcionan bienes y servicios necesarios en barrios
citadinos, en poblaciones pequeñas o en zonas rurales donde las grandes
compañías tal vez no prestan un servicio adecuado. En 1993, más de 700.000
empresas de este tipo se iniciaron en Estados Unidos. No todas tuvieron éxito, pero las personas que participaron por lo menos
tuvieron la satisfacción de intentarlo. Muchas cadenas grandes de tiendas
empezaron con un solo establecimiento. Ese es el tipo de éxito que puede
encontrarse a través de la historia de Estados Unidos.
La compañía Coca-Cola, que distribuye su gaseosa en el mundo
entero, empezó cuando un farmacéutico mezcló la primera Coca-Cola y comenzó a
venderla en la ciudad de Atlanta, Georgia. Una de las compañías de alimentos más famosas de Estados Unidos es la
H. J. Heinz Co., que se especializa en encurtidos, mostaza, y salsa de tomate. Se inició cuando un adolescente empezó a vender
diversos artículos comestibles de puerta en puerta y por la calle.
Antes de que un joven llamado George Eastman se diera a conocer en la
década de 1880, las cámaras eran muy difíciles de usar y sólo un experto podía
manejarlas bien. Las fotografías se hacían sobre
láminas de video y el
equipo era muy difícil de transportar. Eastman inventó un nuevo tipo de
película que era flexible y podía colocarse en un carrete. También fabricó una
cámara que usara su película. Empezando en una oficina pequeña, fundó la
ya enorme compañía Eastman Kodak y abrió el camino pare las innumerables
compañías fotográficas que existen hoy. Los pantalones de mezclilla (jeans) que
todos los adolescentes del
mundo conocen, fueron inventados por un vendedor de telas pobre que vendió los
primeros pares a los mineros en California en la década de 1850. Su compañía,
Levis Strauss, sigue siendo una de los mayores fabricantes de ropa en Estados
Unidos.
Las muchas leyes y
reglamentos del capitalismo norteamericano
moderno no han impedido que personas con ideas y sueños inicien empresas
nuevas. Un ejemplo de los años 70 es el de dos jóvenes que pensaron que podían
construir una computadora nueva y
mejor. Trabajaron durante meses en la fabricación de la máquina, y después
empezaron a reunir dinero para financiar su producción a gran escala. Uno de ellos
vendió su auto para obtener el capital necesario.
En 1977 abrieron una compañía a la que llamaron Apple Computer Corporation.
Para fines de 1984, esa compañía era una de las mayores fabricantes de computadoras de Estados
Unidos, con un personal de cerca
de 4.500 trabajadores. Historias como ésta son las que crean una imagen de
Estados Unidos como lugar donde una persona puede
pasar "de la miseria a la riqueza", y mucha gente lo ha hecho. Sin
embargo, otros han fracasado y otros más no han querido arriesgarse a ser
dueños de sus propios negocios.
Así, después de 14 años de crecimiento ininterrumpido, en 1973 y 1974 la
economía mostró tasas negativas de crecimiento y los precios se fueron al cielo
con crecimientos de 7, 12 y 9 por ciento entre 1973 y 1975. La tasa de
desempleo también se incrementó llegando a ser de 8.5 por ciento en 1975.
Entre 1975 y 1980 la deuda del gobierno federal se incrementó en 68 por
ciento, los precios seguían al alza y empujaban las tasas de interés también.
La crisis energética
de los setenta en parte fue causada por los años de expansión económica con una
oferta estancada de fuentes de
energía internas. Estados Unidos complementaba su demanda con las importaciones de
combustibles. En los setenta también empezaron a surgir los déficit en la balanza comercial, los
primeros desde el siglo pasado. Éstos fueron compensados con las entradas
de divisas en la
cuenta corriente hasta 1982.
Los ochenta no
fueron años mejores. Entre 1981 y 1983 la economía estuvo en recesión, la
inflación volvió a situarse en los dos dígitos y el desempleo se mantenía en 7
por ciento. La política restrictiva de la Reserva Federal para controlar la
inflación ocasionó el estancamiento de la economía. A partir de 1984 la
economía tendió a recuperarse y los precios fueron mostrando una tendencia a la
baja pero a costa del empleo. Así, las décadas de los setenta y ochenta fueron
de menor crecimiento e inestabilidad comparadas con las dos precedentes de crecimiento
con estabilidad, y los objetivos del Acta de Empleo de 1946 difícilmente se
alcanzaban. En la década de los sesenta el ingreso real disponible per cápita
creció 36 por ciento y en los setenta lo hizo en 22 por ciento. La inflación
erosionaba los ingresos. En 1980
los salarios reales
semanales representaban 83 por ciento del nivel de 1970. En el sector externo,
los déficit en cuenta corriente convirtieron a Estados Unidos en 1988 en el
mayor deudor del mundo, siendo la inversión extranjera directa
la que permitió financiar los déficit en cuenta corriente. Así, Estados Unidos
se reincorpora a la economía internacional como
un participante más, después de haber sido el acreedor más grande del mundo.
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